La violencia contra la Fuerza Pública en Colombia se ha intensificado en las últimas semanas, con un saldo de 18 uniformados asesinados en departamentos como Cauca, Antioquia, Bolívar y Córdoba. Según el ministro de Defensa, Pedro Arnulfo Sánchez, los ataques hacen parte de un "plan pistola" impulsado por grupos armados ilegales en respuesta a las operaciones judiciales que han debilitado sus estructuras. Los atentados han incluido disparos y explosivos, afectando estaciones de Policía y áreas rurales.
Entre las víctimas están policías y soldados asesinados en diferentes escenarios: en Suárez (Cauca), Simití (Bolívar), La Apartada (Córdoba) y Remedios (Antioquia). El Clan del Golfo y otros grupos armados han sido señalados como responsables, mostrando su capacidad para coordinar ataques simultáneos y letales. La situación mantiene en alerta a las autoridades, quienes denuncian un incremento preocupante en las acciones violentas.
Los ataques recientes dejaron además múltiples heridos entre uniformados y civiles. Las autoridades continúan reforzando la presencia militar y policial en las zonas más afectadas, mientras los familiares de las víctimas exigen justicia y medidas efectivas para frenar esta ola de sangre que golpea al país.
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