Entre enero de 2024 y agosto de 2025, la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Villavicencio (EAAV) ha firmado contratos por más de 12 mil millones de pesos destinados a mantenimiento, materiales y obras en la bocatoma de la ciudad. Sin embargo, la misma bocatoma completa ya casi 90 días fuera de servicio, luego de que un deslizamiento de tierra afectara la tubería principal en el sector tres, dejando a cientos de miles de villavicenses sometidos a racionamientos y a una crisis prolongada de abastecimiento.
Los contratos, según el propio SECOP y reportes públicos, se justificaban en la necesidad de garantizar el funcionamiento de la infraestructura, mantener la estabilidad del sistema y prevenir daños mayores en el punto de captación. Sin embargo, la realidad muestra que pese a los millonarios recursos invertidos, la bocatoma no resistió el impacto del deslizamiento, ni cuenta hoy con alternativas que permitan su operación estable.
Mientras tanto, barrios enteros de la ciudad sobreviven con agua cada tres o cuatro días, los carrotanques se convirtieron en la única opción de suministro en varias comunas, y los reclamos de la ciudadanía crecen en la medida en que no se vislumbra una solución definitiva.
La situación genera varias preguntas de fondo:
- ¿Qué tipo de obras y mantenimientos se financiaron con más de $12 mil millones?
- ¿Por qué esas intervenciones no lograron prevenir la actual emergencia?
- ¿Existe una supervisión real sobre la calidad y pertinencia de los contratos firmados?
Líderes comunitarios y veedores ciudadanos advierten que la falta de resultados pone en entredicho la planeación de la EAAV y la gestión de los recursos públicos, en especial cuando se trata de un servicio esencial como el agua potable.
El contraste es evidente: mientras los reportes oficiales muestran inversiones multimillonarias en la bocatoma, la ciudad completa tres meses sin el suministro normal de agua, con la incertidumbre de no saber cuánto más durará la contingencia.
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