La Alcaldía de Acacías firmó el contrato OCA-647-2025 por $3.447 millones de pesos para la contratación de artistas de los principales festivales de 2025. Por segundo año consecutivo, el millonario contrato fue adjudicado por contratación directa a la Corporación CORCEDEF, representada por Yhorman Leandro Ramírez Hurtado, con un incremento cercano a $500 millonesfrente al año pasado.
El acuerdo incluye pagos de hasta $598 millones por artista y un anticipo del 50%, es decir, más de $1.700 millones entregados antes de las presentaciones.
Los estatutos de CORCEDEF evidencian que Jorge Agudelo (izquierda foto) ha hecho parte de esta corporación y, según fuentes locales, sigue siendo el verdadero beneficiario de estos contratos. Además, sería familiar de Juan Pablo Agudelo, (derecha foto), concejal de Acacías por el Partido Liberal, lo que para la comunidad demuestra que el negocio cultural en el municipio estaría ligado a intereses políticos.
La plataforma SECOP revela decenas de contratos a nombre de CORCEDEF en los últimos dos años, consolidándola como el principal operador cultural del municipio. Líderes sociales alertan sobre la concentración de recursos, posibles sobrecostos y el uso discrecional del presupuesto de cultura.
Pero no solo a través de esa empresa se estaría direccionando la contratación y, según denuncias ciudadanas, todo esto se estaría haciendo con la venia del alcalde Carlos Julio Plata. También aparece la Corporación Lonja Inmobiliaria del Oriente donde Javier Mauricio Agudelo Duarte, miembro de esa familia, figuró como representante legal hasta hace unos años y que igualmente ha suscrito contratos con la Alcaldía de Acacías. ¿Está el mandatario detrás de algún beneficio personal o político?
Organizaciones ciudadanas exigen a Contraloría y Procuraduría investigar si esta contratación repetida, sin licitación pública, podría configurar un conflicto de interés y detrimento patrimonial, mientras la comunidad cuestiona que en medio de tantas necesidades sociales se priorice el gasto en espectáculos.
Para muchos habitantes, esta situación refleja un esquema que concentra el poder cultural en pocas manos y limita la participación de otros promotores y artistas locales. Temen que se esté consolidando un monopolio de facto sobre los eventos de la ciudad, donde año tras año se repiten los mismos contratistas y se manejan cifras millonarias sin una verdadera competencia ni transparencia.
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